Por John Dillon
Las máscaras pueden dar miedo en Halloween, pero más cuando vienen acompañadas de batas, bisturíes y complejos de Dios. En marzo los lectores de Medscape Noticias Médicas eligieron sus personajes e intérpretes favoritos en el "sistema de salud" de Hollywood. Como regalo de Halloween seguimos con una docena de nuestra amplia diversidad de médicos malvados favoritos (y no, el Dr. Evil no fue a la facultad de medicina, tampoco el Dr. No). Antes de que vea a estos tipos que prefieren acechar que curar le instamos a que busque una segunda opinión.George Harris (Richard Widmark, Coma, 1978)
"La medicina es ahora una gran fuerza social", dice el Dr. George Harris (Richard Widmark), jefe de cirugía del Boston Memorial. Dado que el público confía en los médicos, "tomaremos las decisiones difíciles", como la de elegir a qué pacientes jóvenes y sanos poner en coma irreversible para extraer sus órganos. El público de Harris es la Dra. Susan Wheeler (Genevieve Bujold), la advenediza que ha descubierto su complot y a quien Harris acaba de drogar para prepararla como su próxima donadora involuntaria.[1] Coma se basó en un bestseller de Robin Cook y fue dirigida por Michael Crichton, quien abandonó la Facultad de Medicina de Harvard para hacer carrera en libros y películas populares, como La cepa de Andrómeda y Parque Jurásico. Aunque Harris comienza como un amigo y mentor tranquilizador para Wheeler, los cinéfilos más veteranos no olvidarán que se lanzó al estrellato arrojando por las escaleras a una mujer en silla de ruedas en El beso de la muerte, de 1947.
Christian Szell (Laurence Olivier, Maratón de la muerte, 1976)
Puede parecer inofensivo, pero Christian Szell (Laurence Olivier) es un sádico con un secreto, un escondite y habilidades para cortar el cuello. Szell, un dentista conocido como el Ángel Blanco de Auschwitz por sus crímenes de guerra, no se detiene ante nada para proteger los diamantes que robó a sus víctimas en los campos. En una de las escenas de tortura más infames de Hollywood, Szell intenta extraer información de Babe Levy (Dustin Hoffman), un inocente estudiante de posgrado, manejando las herramientas de su oficio.[2] Cuando Szell pregunta: "¿Es seguro?", no tiene curiosidad por saber si el seguro de Babe cubre la anestesia.
Orin Scrivello (Steve Martin, La tiendita del horror, 1986)
Siguiendo con los dentistas desquiciados, Orin Scrivello, doctor en ciencias dentales (Steve Martin) canta y baila hasta meterse en tus pesadillas animado por una gran cantidad de óxido nitroso. La madre de Orin, demasiado alentadora, le dijo que convirtiera sus tendencias sádicas en una carrera "en la que la gente pague por ser inhumano". Sonny escuchó.[3] Los espectadores pudieron disfrutar de los chillones efectos de sonido de un diente arrancado durante un número musical al estilo de Elvis, rodado en parte desde el interior de la boca de un paciente. Martin hace que una escena espeluznante sea más divertida que una larga y lenta endodoncia.
Henry Frankenstein (Colin Clive, Frankenstein, 1931)
Su alarmante necesidad de cadáveres frescos obliga a Henry Frankenstein (Colin Clive) a dejar la facultad de medicina y a experimentar en solitario en un castillo. Insiste a su prometida en que no se ha vuelto loco cuando ella llega mientras está devolviendo la vida a un cadáver durante una furiosa tormenta eléctrica. Cuando ella y el mentor de Henry, Dr. Waldman, son testigos de su éxito, Waldman advierte a Henry de que el anterior propietario del cerebro robado era un notorio criminal. Cuando Henry exclama: "¡Está vivo, está vivo!", poco sabía que había creado el rostro (Boris Karloff) que lanzaría mil secuelas, una sátira espectacular e incontables máscaras de Halloween.[4,5]
Dr. Gogol (Peter Lorre, Amor loco, 1935)
Años después de interpretar al Dr. Frankenstein, Colin Clive se convierte en paciente de un médico loco.[6] La esposa de Clive, un concertista de piano que quedó con las manos destrozadas en un accidente de tren, acude al Dr. Gogol (Peter Lorre, en su debut en Hollywood), quien promete volver a unir quirúrgicamente las manos del músico. Desgraciadamente Gogol está tan obsesionado con la esposa, una estrella de espectáculos sangrientos, que ha creado una figura de cera de ella. Planea conquistarla en carne y hueso uniendo las manos de un asesino a Clive, para luego inculparlo de haber cometido un asesinato con esas manos. Gogol pronuncia el lamento del loco: "He conquistado la ciencia. ¿Por qué no puedo conquistar el amor?" Un montaje moderno seguramente le haría preguntar: "¿Por qué siempre deslizan hacia la izquierda?".
Hannibal Lecter (Anthony Hopkins, El silencio de los inocentes, 1991)
El FBI, a la caza de un asesino en serie, envía a la aprendiz Clarice Starling (Jodie Foster) a buscar información sobre el asesino en el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), un brillante psiquiatra con predilección por el asesinato y el gusto por la carne de sus víctimas. Lecter resulta ser una amenaza desde su primer encuentro; los barrotes y los cristales que rodean su celda no protegen a Clarice de su mirada y de su capacidad para leer su mente.[7] A su manera, el urbanita y patológicamente encantador Lecter se encariña con Clarice, ayudándola en el caso mientras se embarca en otra matanza contra los hombres que la han perjudicado recientemente. Cuando escapa sus planes no incluyen cenar con o a Clarice, pero otros, bueno, no tienen tanta suerte.
Henry Jekyll (Fredric March, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, 1931)
Henry Jekyll (Fredric March) es una maraña de personalidades. De día es un amable médico del Londres victoriano con acento americano, pero está tan decidido a dividir las personalidades del bien y del mal que inventa una poción para externalizar su yo. Al ver cómo se transforma en Mr. Hyde, un tipo peludo y con cabeza de cono que necesita un ortodoncista, exclama:[8] "¡Libre! Libre por fin". Libre, es decir, para que su lado simiesco se dedique al libertinaje, al abuso, al odio a sí mismo, a las insinuaciones de violación y finalmente, al asesinato, todo lo cual se explora en esta película de la época pre-code, la primera versión cinematográfica de la historia de Robert Louis Stevenson.
Dr. Moreau (Charles Laughton, La isla de las almas perdidas, 1932)
"Qué nativos tan extraños tienes aquí", dice Edward Parker (Richard Arlen), víctima de un naufragio, a su anfitrión, Dr. Moreau, que lleva un traje blanco y un látigo. En poco tiempo nos enteramos de que el malvado talento veterinario de Moreau ha creado una población insular de híbridos de humano y bestia que se ven obligados a seguir sus leyes, especialmente una que les prohíbe comer carne o caminar a cuatro patas.[9] Los infractores de la ley son llevados a la Casa del Dolor, un entorno médico que, como su nombre indica, carece de la analgesia adecuada. Burt Lancaster y Marlon Brando asumieron el papel de Moreau en versiones posteriores, pero Laughton es el más espeluznante cuando pregunta: "¿Sabes lo que significa sentirse como Dios?" La película fue prohibida durante años en Gran Bretaña y H.G. Wells despreció esta versión de su relato contra la vivisección.
Charles Nichols (Jeroen Krabbé, El fugitivo, 1993)
Richard Kimble, un cirujano vascular de Chicago, llega a su casa y descubre que un hombre acaba de asesinar brutalmente a su amada esposa. El asesino escapa y Kimble cae en la trampa. Condenado por el asesinato e ingresado en prisión, Kimble se libera en una épica escena de fuga.[10] Pasa el resto de la película casi dando su brazo derecho para encontrar al asesino, mientras es perseguido por un tenaz alguacil estadounidense interpretado por Tommy Lee Jones. Kimble acaba descubriendo que su colega, el Dr. Charles Nichols (Jeroen Krabbé), no es el mejor amigo que un hombre podría tener ni el más ético de los investigadores clínicos.
Elliot y Beverly Mantle (Jeremy Irons, Pacto de amor, 1988)
"Tienes que probar con la estrella de cine", implora el especialista en fertilidad Elliot Mantle (Jeremy Irons) a su idéntico pero manso hermano gemelo, Beverly (también Jeremy Irons), hablando de una actriz-paciente (Genevieve Bujold) como si fuera un plato del menú. Beverly comparte consulta con Elliot, junto con un alma y una adicción a las drogas fácilmente satisfecha. Beverly ignora que Elliot seduce a pacientes antes de pasárselas a su hermano, incluida la actriz. Beverly está enamorado de la actriz, lo que altera el equilibrio de su alma compartida. Él se propone arreglar esto, pero no sin algunos traumas que implican instrumentos de operación extraños e insalubres.[11]
Dean Armitage (Bradley Whitford, ¡Huye!, 2017)
El neurocirujano Dean Armitage (Bradley Whitford) era tan admirador del presidente Obama que le habría votado por tercera vez si hubiera podido. Al menos así es como se presenta ante Chris (Daniel Kaluuya), un fotógrafo afroamericano y el nuevo novio de la hija blanca de Armitage. En la finca de Armitage hay mucha gente de color, al menos en el grupo de los empleados, pero Chris los encuentra extraños y distantes. Resulta que una reunión de blancos ricos es en realidad una subasta por sus ojos.[12] El horror está servido. El mensaje principal de esta película no es diferente al de los agentes rusos que caen en desgracia con el Kremlin: no te bebas el té.