Impulsor de la vacuna contra la fiebre hemorrágica argentina.
Julio Isidro Maiztegui (Bahía Blanca, 25 de agosto de 1931-Pergamino, 29 de agosto de 1993) fue un médico e investigador argentino. Trabajó en la creación de la vacuna contra la fiebre hemorrágica argentina, también conocida como "mal de los rastrojos".En 1957 se graduó como médico en la Universidad de Buenos Aires. Al año siguiente comenzó una especialización en Clínica Médica y en Enfermedades Infecciosas en el Hospital de Boston para, en 1964, obtener el Master en Salud Pública en la Universidad de Harvard.
En 1965 retorna a Argentina para trabajar en el CEMIC (Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas) y con el apoyo de la Fundación Emilio Ocampo, inicia sus trabajos en Pergamino. El plan de Maiztegui fue similar al del dr. Salvador Mazza para combatir el mal de Chagas.
Entre 1968 y 1969 obtuvo el Master en Epidemiología, en la Escuela de Medicina Tropical de la Universidad de Londres.
La fiebre hemorrágica argentina
La emergencia de la Fiebre Hemorrágica Argentina en la década de 1950 representó un gran desafío para la Argentina. Los esfuerzos realizados por diferentes grupos de investigación, nacionales e internacionales, permitieron el descubrimiento de la etiología de la enfermedad y del reservorio del virus Junin, el desarrollo de modelos experimentales, el estudio de posibles tratamientos y abordaron la problemática de la obtención de vacunas. Sin embargo, el notable progreso científico no se veía reflejado en el campo sanitario. En el año 1965 un grupo de investigadores y técnicos del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) y del Instituto Nacional de Microbiología «Dr. Carlos G. Malbrán» se instaló en la ciudad de Pergamino, Provincia de Buenos Aires con el apoyo de la Fundación Emilio Ocampo, para realizar estudios sobre la Fiebre Hemorrágica Argentina.
En 1971 dentro de sus investigaciones sobre la fiebre hemorrágica argentina logró demostrar que la mortalidad del 30% de los pacientes que presentaban la enfermedad se reducía solo al 3% si esos pacientes eran tratados con plasma de personas ya enfermas antes del octavo día de haber contraído el mal. El estudio clave para reducir la mortalidad por FHA se hizo en la década del ´70, cuando se comparó la eficacia del plasma inmune con una técnica de inmunofluorescencia. Se hizo un ensayo clínico controlado al azar, cuyos resultados se publicaron en 1979. El autor de esta publicación, en la revista británica The Lancet, fue Julio Maiztegui y los coautores Néstor Fernández y Alba Damilano. Ese fue el estudio definitivo que terminó con la controversia respecto del plasma, e inició una nueva era en el tratamiento. A partir de ese momento se supo que el plasma era inmune y controlado por una técnica de reconocimiento de anticuerpos.
Producto de su trabajo, el 21 de marzo de 1978 y sobre la base de su grupo de trabajo, se creó el Instituto Nacional de Estudios sobre Virosis Hemorrágicas (INEVH), organismo que dirigió desde su creación hasta su muerte.
Con el aporte de varias entidades oficiales y privadas, se armó un laboratorio de virología de campo, en un galpón cedido por la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); se utilizaba además un laboratorio del Hospital San José de Pergamino para el estudio de los enfermos.
En 1969 se empiezan a utilizar varios pabellones del ex-Hospital de Llanura de Pergamino y en el año 1974, el Club de Leones y las comisiones de fomento de la ciudad de Pergamino remodelaron uno de esos pabellones como laboratorio de virología y producción de cultivos celulares. Con el apoyo de la Fundación Cargill que donaba el alimento balanceado se empieza, en otro de los pabellones, la producción de ratones albinos suizos y cobayos.
En la década del 70 se empieza a recibir apoyo de los Ministerios de Salud de la Provincia de Buenos Aires y del Ministerio de Salud de la Nación para la adquisición de equipos y reactivos de laboratorio y se inicia la colaboración de y con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la visita de expertos y para la capacitación en centros del extranjero de los profesionales que trabajaban en Pergamino.
Finalmente sobre la base de este grupo de trabajo, se creó en 1978 el Instituto Nacional de Estudios sobre Virosis Hemorrágicas (INEVH) mediante el Decreto 663/78, con la misión de diseñar, organizar, implementar y coordinar las acciones tendientes al control y prevención de la Fiebre Hemorrágica Argentina.
Una de las primeras acciones de la institución fue la organización de un Programa Nacional de lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina, mediante convenios con las cuatro provincias afectadas por la enfermedad (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa). En el marco de este convenio, el INEVH generó una red de diagnóstico, servicios, docencia, investigación y educación para la salud, caracterizada por una inusual participación comunitaria. Esta red fue la que permitió que desde 1965 se disponga de un registro de casos notificados de la enfermedad, con su correspondiente confirmación etiológica. Por otra parte, sobre su base se concretó la transferencia de los desarrollos científicos a la esfera comunitaria, logrando en una primera etapa un descenso significativo de la letalidad. La mortalidad de la Fiebre Hemorrágica Argentina inicialmente superó el 30% y se logró reducir a menos del 1% cuando el tratamiento específico (plasma inmune de pacientes que tuvieron la enfermedad) se transfunde en etapas precoces de la enfermedad.
Las investigaciones dirigidas a la obtención de una vacuna contra la FHA fueron iniciadas en 1978 por un convenio internacional, involucrando al gobierno argentino, a la Oficina Sanitaria Panamericana, al Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas y el United Army Medical Research Institute of Infectiuos Diseases de los Estados Unidos. Las mismas concluyeron con la obtención por parte del Dr. Julio Barrera Oro y su equipo, de un clon atenuado de virus Junin (Candid # 1), que hacia 1985 había finalizado los estudios preclínicos. En ese año se inician las fases clínicas de investigación, que culminan en 1990 estableciendo a Candid # 1 como una vacuna eficaz para prevenir la FHA. Se abrió entonces la perspectiva del control definitivo de esta endemia.